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pikkitos

mis zapatos

Me da un escalofrío y despierto, todo ha sido una pesadilla de lagrimas secas, todo a sido mentira.

Observo con frialdad mis viejos zapatos tirados sin piedad en el suelo, y siento que he sido violenta con ellos…os quiero compañeros.

Mi profesión consta en el abandono de lo eterno, negocio cada noche con el diablo, pero yo soy más lista que el y siempre le hago trampas y acaba cediéndome el trono de la malicia. Soy poderosa, mi mirada penetra en los sentidos causando estragos, soy malévola, poseo un hacha de guerra que usare si me veo amenazada por unas garras fuertes.

Tiéntame, y observa como actúa mi demencia, tenme miedo, y sal corriendo si me dispongo a enfrentarme a tus frágiles sentidos, soy la diosa del egoísmo y la codicia, y tengo armas como para comenzar una guerra mundial cruel y sangrienta.

Vuelvo ha observar mis zapatos, han sido pisoteados y humillados, pero nunca han dejado de caminar, entre sudor y dolor. Han sufrido, como si fueran parte de mi cuerpo, todas mis caídas, y han sabido mantenerme en pie, han dejado tatuada a cada paso, la huella de mi vida…y hoy están destrozados, al igual que yo, están artos de mis engaños, de la rutina de amor acumulada en mi conciencia, de este pesar que sentimos los necios cunado admitimos nuestros errores.

Y hoy el diablo sabe mas por malo que por viejo, aunque el no siente mi dolor ni mi arrepentimiento.

Mis zapatos deformados de tanto golpe al asfalto, de tanto caminar sin rumbo, de ser siempre testigos de mis excesos y sentimientos, me han aprendido ha amar. Saben a que saben mis lágrimas, como reacciona la cólera en mi sangre, entienden mis pecados y alguna noche selecta, mientras yo sueño, buscan sin encontrar, una solución que cure el dolor de ser malévola, el sufrimiento de una sobredosis de conciencia.

Respiran por mí, me intentan guiar, pero siempre acabo perdida en un callejón sin salida.

Mis zapatos me observan desde el suelo, me susurran cuidadosamente que no llore, justifican mis fracasos, y veo mi vida tatuada en sus suelas, saben que soy libre, joven y demasiado golfa como para amar en cuerpo y alma. Saben que tengo talento y nunca miento, solo juego a condecorar la verdad.

Ellos saben a quien amo, reconocen lo que ansío y deseo, a ese ser del que preciso, pero detienen mis pasos en falso, me tientan a pensar, y siento que aun puedo cambar el rumbo de la siguiente pisada.

Mis zapatos me observan, y yo les lanzo miradas de orgullo, vosotros, merecedores de mis mayores fortunas, solo poseéis este suelo frívolo y duro, vosotros, que dictáis cual será mi próximo camino, y me acompañáis por este paseo en la vida, sois todo lo que ahora tengo, sois mi destino.

Os miro y os reconozco, han pasado años, días de lluvia y jornadas soleadas, pero todo este tiempo habéis sabido caminar a mi lado, dilatando mi alegría y suicidando este egoísmo tentador, vosotros, zapatos ó amigos, que importa el nombre si ya sabéis quien sois. Os quiero.

 

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